El blog de una casa muy especial... en el corazón de la calle más famosa de Madrid

sábado, 27 de septiembre de 2014

El Real Hospicio de San Fernando

El Real Hospicio del Ave María y Santo Rey Don Fernando, que es el nombre completo de lo que hoy es el Museo de Historia de Madrid, es el monumento más notable de la calle de Fuencarral.

Fachada principal de Pedro de Ribera
Sus orígenes se remontan a los comienzos del siglo XVII, pero fue en 1674 cuando se traslada al lugar en el que se encuentra el edificio actual. 
En esta nueva zona, instalado el hospicio en unas casas que ocupaban casi todo el espacio de la actual plaza de Barceló, se mantuvo durante casi cincuenta años hasta que, reinando Felipe V, se decide la construcción de un nuevo y monumental edificio que albergue, más dignamente, a la gran cantidad de indigentes y huérfanos que eran acogidos por esta institución, que ya se había hecho acreedora en Madrid de una considerable fama.

Se encarga el proyecto a Pedro de Ribera, quien diseña el magnífico edificio (terminado en 1726) que ha llegado hasta nuestros días, del que destacan, muy especialmente, su fachada y el conjunto barroco-churrigueresco de su gran portada.
La nueva sede del hospicio ocupa una superficie mucho menos extensa que la de las viejas casas de Carlos Goveo, derribadas para dar paso al impresionante edificio de Ribera.

Real Hospicio de San Fernando en 1909
Por suerte, se respeta la línea oblicua de su parte frontal, manteniendo el ensanchamiento de la calle de Fuencarral, lo que permite que la gran fachada, obra maestra de Pedro Ribera, pueda ser contemplada con una mejor perspectiva y no permanezca encajonada en una vía urbana relativamente estrecha.


De las viejas edificaciones solo se mantuvo la capilla, obra de José de Arroyo, en la que se conserva un extraordinario cuadro de Luca Giordano (San Fernando ante la Virgen) que estuvo "desaparecido" durante mucho tiempo y fue localizado en 1990, en su emplazamiento original (del que, al parecer, nunca se había movido), debajo de una pintura anónima de escaso gusto y mínimo valor.

San Fernando ante la Virgen
El óleo pintado por el gran pintor napolitano en 1702, de una calidad excepcional y con tanta fortuna recuperado para la historia del arte es, sin duda, la pieza más importante y destacable de la capilla.

El resultado de la gran reforma de Pedro Ribera es impresionante y tiene por elemento fundamental su portada, concebida a modo de retablo alrededor de la puerta, creciendo verticalmente sobre unos cortinajes de piedra y conformando un capricho barroco que incluye todo tipo de formas orgánicas y medallones, obligando a que nuestra mirada se alce hasta la hornacina central, en la que podemos admirar la excelente escultura de Juan Ron representando a un victorioso rey Fernando III El Santo, espada en mano. Más arriba, la portada continúa creciendo verticalmente hasta "romper" con su empuje el frontón circular que la corona, cuyos lados partidos se unen a la cornisa del edificio.

El edificio es declarado Monumento Histórico Artístico en 1919 y pocos años después, en 1922, cesa en sus funciones de hospicio. 

Su muy deteriorado estado de conservación parecía condenarle a la destrucción, pero, por suerte para todos y gracias a la decisiva intervención de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Sociedad Española de Amigos del Arte, se organiza en él la "Exposición del Antiguo Madrid", en 1926, para la que el ayuntamiento, que lo había adquirido, ordena una profunda restauración al arquitecto Luis Bellido. Tres años después, en 1929, se convierte en el Museo Municipal.


Museo Municipal en 1929
Hoy, el Museo Municipal se ha transformado en el Museo de Historia de Madrid, aunque la placa que hay junto a su entrada, sigue manteniendo el antiguo nombre. 

A principios del siglo XXI, se iniciaron unos importantes (y extensísimos en su duración) trabajos de rehabilitación integral del edificio, que no está previsto que terminen hasta 2015.
Pese a ello, sí se puede visitar una sala de la planta sótano, en la que se guardan un par de maravillas de su colección y otras piezas interesantes, muy vinculadas a la historia de Madrid, de la que son documentos fundamentales.





La calle de Fuencarral en la maqueta de Gil de Palacio
En mi opinión, lo más llamativo del museo es la monumental maqueta de Madrid (Modelo de Madrid de 1830), realizada por León Gil de Palacio, un militar que combatió en la Guerra de la Independencia y que destacó por sus estudios y trabajos geodésicos y topográficos, así como por la realización de maquetas, siendo la más espectacular de ellas la de Madrid, construida en madera con una minuciosidad tal que es posible distinguir, una a una, todas las casas de la ciudad.

Se trata de una obra extraordinaria, que nos permite conocer, a la perfección, cómo era Madrid en el primer tercio del siglo XIX. Merece la pena dedicar un buen rato a verla y a disfrutar de ella, observándola desde todos sus ángulos y diferentes perspectivas.

Plano de Texeira (detalle)
También en la misma sala de exposiciones temporales del sótano se encuentra un ejemplar original del famosísimo Plano de Texeira (Topographia de la Villa), de 1656, enmarcado y colgado junto a una moderna maqueta de madera que lo reproduce en tres dimensiones.

Completan la muestra otros planos de Madrid y pinturas de los siglos XVII, XVIII y XIX, así como una proyección audiovisual en la que podemos apreciar, en detalle, varios recorridos por la maqueta histórica de Gil de Palacio, resaltando cada uno de los principales edificios y monumentos que en ella aparecen.

La colección completa del museo no estará abierta al público hasta finales de 2014, cuando terminen las obras de rehabilitación de sus salas y es probable que la restauración de la capilla tarde aún más, por lo que, incluso con el museo reabierto, seguiremos teniendo que esperar para admirar el gran cuadro de Lucas Giordano.

Fuente de la Fama
Fuera, en los llamados jardines del Arquitecto Ribera, en la parte posterior, se encuentra la fuente de la Fama, asimismo de Pedro de Ribera y de estilo barroco, que combina la piedra berroqueña (granito) con la caliza de las esculturas que la adornan. La estatua alada de la Fama, con su trompeta triunfal en los labios y gesto insinuante en su cadera, obra del escultor Juan Bautista, nos recuerda que toda gloria es efímera.

El viejo hospicio, hoy Museo de Historia de Madrid, verdadera joya de la arquitectura barroca española y, en especial, de la madrileña nos espera justo frente a la salida de la estación de Metro de Tribunal. Su fachada mira (de forma un tanto sesgada) al palacio del Conde de Aranda, sede del Tribunal de Cuentas. Situados ambos en el corazón del eje de Fuencarral y muy próximos a la antigua ubicación de los célebres Pozos de la Nieve, el gran almacén de hielo de la capital de España. 
Pero de ellos hablaremos en otra ocasión, por ahora dediquémonos a admirar la gran obra de Pedro de Ribera y los tesoros que esconde tras sus muros de ladrillo.

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